TIME

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LIFE

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Centre de Cultura Contemporània de Barcelona
20 de julio a 28 de noviembre
Jaime Serra, 2021
Comisariada por
Maria Ptqk

Instalación formada por cuarenta y una piezas originales en diferentes formatos
Dimensiones variables

Ciència Fricción. Vida entre especies compañeras

 

El enigmático manuscrito de Voynich, escrito en un alfabeto desconocido, dialoga con los seres tentaculares de H.P. Lovecraft. Rachel Carson, autora de la obra fundacional del ecologismo, Primavera silenciosa, se cruza con músicos contemporáneos que homenajean al creador del concepto de “ecología profunda”, Arne Næss. La cosa del pantano, el superhéroe vegetal que introduce la defensa del medio ambiente en DC Comics, se encuentra con la saga de las heroínas simbiontes Camilles, imaginadas por Haraway. La pintura La riña de Francisco de Goya ofrece un desenlace imprevisto, cercano al que sugiere Michel Serres en El contrato natural, mientras que la relectura del mito de Susana y los viejos cuestiona la imagen de Gaia como encarnación vulnerable y femeninizada de la Madre Tierra. La continuidad temporal, que une pasado, presente y futuro en las escalas de tiempo que comunican a todos los terrestres, es un lema para camisetas que solo adquieren su sentido cuando se llevan en grupo.

Maria Ptqk, 2021

 

Gaia y los viejos
Jaime Serra, 2021


 

NOTA ACOTADA DE AGRADECIMIENTOS

A las monjas de la isla de Isquia
por guardar a buen recaudo
el contenido del Manuscrito Voynich.

Al tronco del árbol y a las ondas del agua,
por enseñarnos que el tiempo se desplaza en todas direcciones
simultáneamente.

A las flores del maíz de Wisconsin,
por ser sabias y no comerse a las abejas.

A cabeza borradora
por cuidar al extraño ser como una madre primeriza
y al coleóptero
que encontró a Nick Knight en el mezzanine.

A la extraña fiebre
que aquejo a aquel patético hombre de Providence,
obligándole a parir a Chulthu.

Al pantano de Atchafalaya –Louisiana-
por contener en sus aguas una inmensa y moderna mitología republicana
llena de residentes sin rostro.

Al virus de la palabra escrita
que me presto un cut and paste para la enciclopedia ‘Maravillas del Mundo Animal’.

Y a la manzana de Joan Wollmer
que reescribió con un dramático balazo
el icono de Eva.

A la adaptación vegetal del Coronel Sherman.

A la carcoma
que se comió a Dios en Guayaquil, Ecuador,
y a la baronesa Elsa Von Friegh Loringhoven
por ayudarme con el ready-made ‘Prosas profanas
y a Marcel Duchamp, también,
a pesar de guardar silencio al respecto.

A Rachel,
la versión avanzada de Nexus,
por no aceptar una cartera de piel por su cumpleaños.

A este Goya,
a nuestro pesar.

A aquel indígena desconocido,
de un poblado sin nombre,
que me alivió el dolor de muelas con chicha.

A Camille,
por sus barbas de antena de mariposa monarca.
Que si, que los lugares comunes del ecologismo
y el feminismo son profundamente conservadores
–por otra parte como todos los lugares comunes-.
Pero podemos imaginar fricciones con esos ismos
que nos despierten el deseo.

Al presente,
por ser.
Al pasado,
por ser presente,
y al futuro
que será pasado y presente.

Gracias Artemisa
por castrar a Agostino Taschi
y a la iguana de Detroit,
por usar una orgullosa correa de perro.

Y a la amapola del opio
por ayudarme a llevar la piedra.

Jaime Serra, junio del 2021

 

Selección de artículos aparecidos en prensa

Jaime Serra: “¿Quién lo ha escrito?”

Berta Galofré Claret
Nuvol.com
Enlace al original, en catalán

El lunes 6 de junio de 1912, el ‘Diario de Barcelona’ publicaba en portada el hallazgo de un manuscrito ilustrado, de contenido desconocido en un alfabeto no identificado y en un idioma incomprensible, de autor anónimo y fecha desconocida. Más adelante, el artículo añadía que “según estudios publicados en 2014, por el botánico Arthur Tucker, de la Universidad Estatal de Delaware, el origen del manuscrito podría ser mesopotámico”. Esta noticia encabeza la instalación que Jaime Serra nos muestra en el Hall de la planta 2 enmarcada dentro de la exposición ‘Ciencia Fricción del CCCB.

La propuesta de Serra, titulada Time-Life-Time (2021), culmina la exposición a través de una doble línea cronológica que expone la evolución del movimiento a favor de los derechos de la naturaleza. Una muestra muy personal que revisa el actual movimiento ecologista a través de una treintena de piezas elaboradas a partir de fotografías, collages, prensa, libros… Por una parte, traza un recorrido histórico clásico que repasa los hechos más relevantes que han marcado la evolución de los derechos de la naturaleza desde mediados del S. XX y hasta la actualidad. Pero, por otra parte, a través de la ironía y trampas gráficas aparece un relato paralelo al oficial que dialoga con el primero. Serra cuestiona y pone en crisis las fuentes que hemos asumido como discursos científicos y canónicos mediante elementos procedentes de la cultura popular y de masas, dibujando un recorrido lleno de paradojas y encuentros inesperados. Algunos de los motivos que más se repiten guardan relación con la película Blade Runner.

Y es que Time-Life-Time juega con los límites de aquello que distinguimos entre realidad y ficción, dos niveles que en esta exposición se interrelacionan hasta distorsionarse, generando así nuevos significados y ampliando horizontes.

Ahora bien, ¿qué se esconde realmente detrás de esta propuesta? ‘Time-LifeTime’ es una instalación francamente estrafalaria. Un sentimiento que va in crescendo a medida que te familiarizas con ella. “Esta exposición está condenada al fracaso porque hay que leer”, comenta burlonamente Jaime Serra. Yo no me animaría a emplear esta afirmación, pero es cierto que esta propuesta necesita tener los cinco sentidos bien abiertos y poca pereza. Cada detalle es esencial, cada número, cada imagen, cada mirada, nada puede pasarse por alto.

El artista desborda las convenciones periodísticas sin que el visitante se dé cuenta con facilidad, pero, paralelamente, introduciéndole una sensación de extrañeza y desencaje.

Manuales y enciclopedias científicas con imágenes ficticias, manipulaciones periodísticas con titulares imposibles, portadas de revistas imaginadas… todo ello con apariencia verosímil, pero, en definitiva, construcciones de un mundo que no responde a la ‘realidad’. Y aun así nos lo creemos. “Me gusta venir a ver como reacciona el público”, confiesa Serra y añade, “la gente circula, se lo mira con una actitud seria y se marcha, otra se me acerca y me transmite ese sentimiento de desconcierto”.

La conversación con Serra fue extraña en todo momento, como lo es su instalación. No obstante, resulta que lo había entendido todo desde el primer instante. Retornemos al inicio de este artículo, cuando os hablaba de aquella noticia del ‘Diario de Barcelona’ de 1912, donde se explicaba el hallazgo de un manuscrito que en el 2014 se había deducido que era de procedencia mesopotámica. Ahora todo comienza a tener sentido, ¿verdad? ‘Time-Life-Time’ no es una infografía más, sino una pieza artística que hace incidencia en la dinámica global de ‘Ciencia Fricción’, es decir, en la construcción de nuevos mundos posibles. “¿Qué necesita el público para darse cuenta de mi fabulación? ¡Estamos en la época de las ‘fake news’!”, exclama Serra. Y tiene razón. Es entonces que aparece el interrogante. “¿Qué valor tiene la cronología jurídica? ¿Y la periodística? ¿Quién lo ha escrito?”, añade el artista.

‘Time-Life-Time’ consigue jugar con la psique del espectador, haciéndole dudar de la realidad asumida que le rodea. Es entonces cuando el espectador se marcha lentamente, confundido y abatido, sabiendo que alguna cosa se ha roto dentro de él y con la sospecha que nunca más podrá confiar en aquello que parece tan real.


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