‘LA GRAN INFOGRAFÍA’
Un estudio infográfico de ‘La mariée mise a nu par ses célibataires, même’, de Marcel Duchamp.
Por Jaime Serra
‘La gran infografía. Un análisis de La mariée mise a nu par ses célibataires, même, de Marcel Duchamp’.
240 cm x 160 cm
Impresión sobre cristal, en un marco de hierro
Jaime Serra, 2022
SOBRE EL VÍNCULO ENTRE ‘LA MARIÉE MISE A NU (…)’ Y LA INFOGRAFIA MODERNA
“El vidrio no esta hecho para que lo miren con ojos estéticos; tenía que ir acompañado de un texto ‘literario’ lo más amorfo posible, que jamás cobró forma; y ambos elementos, vidrio para la vista y texto para el oído y el entendimiento, estaban para complementarse y, sobre todo, para impedirse mutuamente la posibilidad de cobrar una forma estético-plástica o literaria.”
Marcel Duchamp
En referencia a ‘La mariée mise a nu par ses célibataires, même’
El año 1923 Marcel Duchamp dejó ‘definitivamente inacabada’ la obra en la que llevaba trabajando desde 1915: ‘La mariée mise a un par ses célibataires, même’. Probablemente, a causa de la longitud del título en francés, la obra es, a menudo, conocida como ‘The big glass’, ‘The large glass’ o ‘Le grand verre’, traducido como ‘El gran cristal’; prosaicos apodos adoptados en EE.UU., país en el que Duchamp desarrolló la obra desde que se trasladó a vivir en 1915.
Desde el momento en que Duchamp decide dejar ‘inacabado’ el proyecto, haciendo gala de su derecho a la pereza, ‘El gran cristal’ se ha diseccionado, analizándolo e interpretándolo, desde todas las perspectivas posibles. Pero hay al menos una que hasta ahora ha sido obviada: el evidente vínculo con lo que en la actualidad denominamos infografía o, lo que es lo mismo y más recientemente, diseño de información.
Quizá jamás se haya analizado desde esta perspectiva por el simple hecho de que la infografía es una denominación reciente, que no existía cuando Duchamp decidió técnica y método para el desarrollo de esta obra. Una ausencia que hoy puede resultar llamativa, debido al auge constante que desde los años ochenta del pasado siglo ha ido tomando la infografía, primero como herramienta del periodismo de precisión y, más recientemente, como disciplina imprescindible para la manifestación del fenómeno conocido como ‘Big Data’.
La técnica elegida por Duchamp muestra una estética que es un primer vínculo con la moderna infografía. Duchamp eligió trabajar sobre cristal, en lugar del convencional lienzo de la época, buscando una estética sencilla, clara, diagramática. Las imágenes están trazadas con hilo y hoja de plomo y coloreadas con barniz y, causalmente, con polvo. Tras haber anunciado años antes su abandono de la pintura, con la técnica elegida para ‘El gran cristal’ parecía querer apartarse de un arte que menospreciaba, utilizando de modo peyorativo el ‘duchampiano’ adjetivo ‘retiniano’, al referirse a él como esencial o únicamente visual. Mediante la estética resultante de esta curiosa técnica, la pieza nos anuncia que lo importante no se encuentra tanto en la forma como en el fondo. No está tanto en lo ‘retiniano’ como en lo intelectual. Del mismo modo se entiende en la infografía moderna: aunque indivisibles, la importancia del contenido se impone a la forma.
La técnica utilizada pareciera buscar una no-estética, más que una estética en sí misma. La extrema sobriedad en las formas, parece sugerir que, de haberse hecho hoy, bien podría optarse por utilizar un programa informático de vectores, habitual en la realización de gran parte de las infografías actuales.
De hecho, el mismo Duchamp definió ‘El gran cristal’ cómo una infografía al catalogarlo como “Manual de Instrucciones para una Máquina Hilarante”: manuales de instrucciones, montaje y funcionamiento, son algo que hoy consideramos de lenguaje infográfico.
La infografía es una herramienta de comunicación de alta precisión que utiliza la combinación de dos lenguajes: imagen -ya sea mediante diagramas abstractos o dibujos realistas- y palabra. Esta combinación es complementaria e indivisible, de tal modo que un lenguaje no se entiende en ausencia del otro y juntos resultan mucho más precisos que ambos por separado, llegando la imagen donde no lo hace la palabra y viceversa.
Una infografía no debe contener elementos con fines decorativos: cada imagen incluida debe responder a la necesidad de explicar algo. De igual modo sucede en ‘El gran cristal’, donde cada uno de los elementos representados -casi iconos- pretenden explicarnos algo concreto.
La idea de Duchamp era que ‘El gran cristal’, para que se comprendiese en su exactitud, se mostrase acompañado de una serie de textos ‘disasociados’ de la imagen, complementarios pues, ya que aunque vinculados a lo visual, su finalidad sería explicar lo que la imagen por sí sola no es capaz. Duchamp pretendía poner a trabajar en equipo imagen y palabra con la misma voluntad que se estructura una infografía moderna. Desafortunadamente, el abandono de la pieza no hizo posible esta comunión entre lenguajes y ‘El gran cristal’ resulta imposible de comprender en su plenitud sin la palabra.
LA CAJA VERDE
En 1934 Duchamp editó trescientos ejemplares ordinarios y veinte de lujo de una caja rectangular, forrada en ante del color por la que sería conocida popularmente: ‘La caja verde’, aunque en la tapa, punteado en blanco, tenía el mismo nombre que el ‘Gran cristal’: ‘La mariée mise a un par ses célibataires, même’. La caja contenía una compilación de noventa y cuatro facsímiles de fotografías, dibujos y notas fechadas entre 1911 y 1915, periodo de incubación de ‘El gran cristal’.
A pesar de dejar la obra inconclusa, sin incluir algunas de las imágenes planeadas y sin sus textos ‘disasociados’, ‘La caja verde’ contiene los elementos visuales y, singularmente, los lingüísticos, que nos dan las pistas del funcionamiento de esta ‘máquina hilarante’.
Tomando ‘El gran cristal’ y ‘La caja verde’, como imagen y palabra de una misma obra, ilustres admiradores de Duchamp, como Richard Hamilton o Jean Suquet, elaboraron representaciones editadas con un aspecto formal y una narrativa claramente infográfica. Seguramente muy cercana a la lectura que Duchamp pretendía y que, de hecho y en numerosos casos, fueron supervisadas por él mismo.
LA INFOGRAFÍA COMO ARTE
Pero hay una diferencia de concepto fundamental en el uso que hizo Duchamp de la herramienta infográfica con respecto al que se hace habitualmente: sabiendo que se trataba de un lenguaje cultural e históricamente vinculado a la ciencia y su divulgación, lo puso al servicio de la subjetividad. Mientras los infografistas pretenden ejercer de correa de transmisión, con la mínima presencia posible, entre emisor y receptor de un mensaje del que no son autores, Duchamp es creador y emisor del mensaje. Mientras los infografistas procuran la panacea de la objetividad, Duchamp puso la infografía, por primera vez y de la manera más acabada a día de hoy, al servicio de la subjetividad: de la manifestación artística. Introduciendo, incluso, un componente nada habitual en las prácticas infográficas: el azar.
Duchamp avanzó en un método irrelevante en su época, que ha resultado de referencia cien años después, hasta abrir el camino a su utilización artística, mucho más allá de los criterios de la infografía moderna en los que los profesionales se han movido desde su aparición a mediados de los años ochenta. Un camino que en la actualidad recorren numerosos creadores vinculados en general a la visualización de datos, sin ser en absoluto conscientes —me atrevería a decir— de que Duchamp hace mucho que ya se encuentra —una vez más— ahí.
Así pues, la obra emblemática del más influyente artista del pasado siglo, referente constante en el arte contemporáneo, es una infografía. El caso más acabado de una infografía subjetiva. La más grande infografía.
Jaime Serra, 2022
Boceto principal de ‘La Gran Infografía’
Collage, grafito, lápiz de color y rotulador sobre papel vegetal y papel scholler.
123 cm x 70 cm
Jaime Serra
2019-2022
‘Los solteros’
Representación gráfica del dibujo de 1914, que no incluye, todavía, el noveno soltero.
Adaptación para el libro de artista ‘Relación de Asombrosos Hallazgos (…)’